¿Lloras por tus sueños rotos mujer? ¿No puedes olvidar a tu gran amor? ¿El hombre que amas está en otro país y no puedes estar con él? ¿Tu vida se ha convertido en un infierno al sentirte tan sola, desamparada y tan triste? ¿No puedes encontrar al amor de tu vida? ¿Anhelas quizá vivir en otra situación? ¿Quieres retener el pasado de tu vida casi a la fuerza? ¿Te causa sufrimiento recordar a quien amaste y te abandonó? ¿Te engañaron o te traicionaron en lo más profundo de todo tu ser? ¿Por qué sufres? ¿Por qué lloras mujer de luz? ¿Será que no encuentras tu cauce ni el sentido a tu vida?
¿De qué te preocupas, mujer?
Desde el basto mundo de obligaciones, responsabilidades y ocupaciones de una mujer amigas queridas, surge de entre sus ilusiones, sueños y fantasías, la acariciada esperanza de tener siempre fuerza y valor para resolverlo todo, como lo hace la mujer maravilla, ¡Y casi lo logra en verdad!, a no ser por un factor importante que lo hecha a perder todo:
“La preocupación”
¿Cuántas veces la mujer se preocupa por cosas inútiles…?
¡El precio de ser mujer!
La importancia de agradecer
Gracias…
«A todos los que conocimos y olvidamos, a los que nos conocieron y nos olvidaron, a los que recordamos y nos recuerdan, a los que amamos y ya no, a los que aún nos mueven cuando los vemos, aunque ya no nos hablemos.»
—” Frase autor anónimo.
«Gracias» es una de esas maravillosas palabras que siempre la guardamos para nosotras. Muchas veces cuando las personas hacen algo por una damos por hecho que ya agradecimos lo que han hecho por nosotras, pero no es así, es importante dar las gracias por cada gesto de bondad que recibimos.
¿Mujeres traumadas, o traumáticas?
Para la mayoría de las mujeres que han pasado por una ruptura sentimental, un abandono, una deslealtad, una infidelidad, una traición, un conflicto emocional o han enfrentado un proceso de desamparo moral, afectivo, social, familiar, anímico o una enfermedad corporal, ha significado para ellas, toda una jornada de particular angustia,
El primer paso sería darse cuenta que con tanta inercia a cuestas y con esa actitud nefasta de sentirse negadas para todo y para todos.
¿Por qué no puedo ser feliz?
No sé, muchas veces nos hacemos esta pregunta, y aun cuando parece que lo tenemos todo
No estamos contentas con nuestra vida, con lo que hacemos, con el modo en que hemos echado por la borda todos nuestros planes… y de repente nos miramos al espejo, encontrándonos con la mirada perdida, preguntándonos si estamos donde debemos, el motivo por el que tomamos ciertas decisiones del pasado sin escuchar los consejos que se nos ofrecieron…
Y somos infelices.
¿Qué hay detrás de un espejismo?
¿Cuántas veces amigas, corremos detrás de un espejismo, que a nuestros ojos brilla como el oro?
Lo vemos como única oportunidad de mejorar:
Puede ser en
¿Cuántas veces en esa lucha incansable por salir de nuestra rutina o de la pobreza, buscamos un trabajo mejor, creyendo que en el anterior no se nos valoraba por tantos años, no nos pagaban lo justo, lo que merecíamos.
Mujer: Piensa con el corazón y encontrarás tu razón
En verdad amigas queridas, que la mujer moderna no está dispuesta a sacrificarse por nada
Es una especie de egoísmo bien inducido, que no parece tener antecedentes ni principios básicos de moralidad ni buen juicio.
Qué hacer cuando todo se nos desmorona…
Las cosas malas nunca llegan solas,De nada nos sirve quedarnos en la cama lamentando lo que no fue o lo que pudo ser…
Creo que la más cruel soledad es aquella que llega cuando alguien que se ha amado mucho se marcha para no volver nunca más. Puede que sea porque se ha ido al cielo, con nuestro Señor. Es posible que sea cierto eso de que nos hace falta muchas vendas de amor con las que intentar sanar esas heridas, o al menos, que con ayuda de Dios ya no duela tanto el recordar. Lo más duro se vive cuando te despiertas y sabes que no puedes llamarle, ni decirle nada, que se fue y no volverá más.
Cárcel de mujeres
Qué triste es pensar amigas queridas, que una mujer esté o pueda estar privada de su libertad, que no pueda disfrutar de la sonrisa de sus hijos, de la belleza de las flores del campo, del canto de los pájaros, del sonido del agua al correr por los arroyos del bosque y las riveras de los ríos, del aire siempre meciendo las hojas de los árboles, y de los rayos del sol, colándose por las montañas, valles y colinas…
Nuestro espejo
Nos hemos mirado varias veces en nuestro espejo, hoy me pregunto qué ha cambiado en nosotras…
- Hemos avanzado.
- Hemos retrocedido.
- Somos más felices.
- Tenemos lo que deseábamos.
- Nuestra vida marcha como queríamos.
- Hemos superado el dolor, la ausencia…
Mírate y ve lo que hay dentro de ti, si todos los consejos que se dan te han servido para llenar tu vida…
¡Mujeres fugitivas!
“Aprendí a quererte, fui confiando poco a poco en ti; secaste mis lágrimas, tus palabras fueron bálsamos a mi dolor, me consolaste, me sonreíste, me abrazaste, me acariciaste las mejillas y también el alma con tus palabras, dijiste amarme y que por eso me comprendías, me hiciste sentir protegida y me sentí tan segura y resguardada a tu lado, ¿por qué hubiera podido dudar dudar de tu cariño?, si en tus brazos encontré el lugar más cálido y seguro de este mundo para mi, había tanta ternura en tu mirada que me refugié en ti, como si yo fuera una paloma desamparada y herida, curaste mis alas rotas, por ti aprendí de nuevo a volar, ¿Cómo creer que todo fue un engaño otra vez, una falsedad y una asquerosa mentira? ¿Cómo confiar nuevamente en otro hombre? ¡Imposible! ¿Verdad?”
Brillemos con nuestra propia luz
Las mujeres siempre estamos tratando de mejorar en todo sentido (eso es obvio), y en nuestro afán de sobresalir nos colocamos en el carril de las “mujeres competidoras”. Por ejemplo:
Somos competidoras cuando buscamos un trabajo, cuando queremos que nos tomen en cuenta, cuando queremos lucirnos y quedar bien, cuando queremos ser más que otras, etc. Pero lo que es más evidente aún, es que imitamos a quienes nos queremos parecer, y cuando imitamos gestos, costumbres, hábitos, modas, formas de caminar, hablar y hasta su manera de escribir… ¡siempre lo hacemos peor!