Amor, paz y felicidad para vivir una vida abundante

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Para vivir una vida abundante, una buena vida, no hace falta tener más que los demás, sólo tener amor, paz y felicidad en tu corazón.

No importa que ahora no lo veas, que sientas que la vida a veces se ríe a carcajada de tus sueños, que el destino parezca oscuro, o que tu presente no resulte ser tan agradable como lo esperabas… A pesar de todas las creencias limitantes que habitan en ti respecto de tu suerte, de tus relaciones, y sobre todo de ti misma, quiero que sepas algo revelador:

La abundancia está en ti:

Eres inmensamente abundante, ya lo tienes todo para ser feliz. En esencia eres una luz que brilla fuerte y esplendorosa, y ya posees todo el potencial para cambiar y mejorar. Lo puedes lograr porque a tu favor tienes tres cosas que pueden vivir en tu corazón: el amor, la paz, y la felicidad.

Confundimos amor con posesión
Busca paz, felicidad, amor y aceptación

Tristemente, tendemos a confundir el amor con posesión, la paz con control, y la felicidad con tener. Así que lejos estaremos de sentir esa abundancia si nos fijamos en lo equivocado.

Tres consejos para sentir abundancia en nuestras vidas:

1. La felicidad no viene por tener o hacer más:

Si queremos ser felices, procuremos dar énfasis en serlo, consecuentemente, demos menos importancia al tener, poseer y hacer cosas. El valor que tenemos como personas no viene de lo que poseemos, así que amémonos y aceptémonos por lo que somos, no por lo que hacemos o tenemos.

2. La paz no requiere de que todo sea perfecto:

Para lograr paz debemos confiar que lo que hoy hay en nuestra vida es suficiente, que no necesitamos nada más. Nada. Incluso en medio del caos, de los problemas y de la tristeza, puedes encontrar paz. Renuncia a la idea de que para tener paz las cosas deben ser de una manera, suelta esa preposición, y disponte a encontrar calma, paz interior.

3. El amor no requiere que sea igual tú:

Para obtener amor debemos aprender a aceptar a los demás, y a nosotras mismas. Renunciar a la seducción de querer cambiar a los demás, volverlos a la imagen de nuestras creencias, incluso evitar que sean como creemos que deben ser por su bien. Hay que aceptar al otro tal cual es, incluso con sus formas particulares que nos generan daño, no intentar cambiarlo. Si amas, sé consiente de que cambiarlo es no aceptarlo. Si esa persona te está haciendo daño, tal vez no debas intentar cambiarlo sino apartarte de su lado.

Con la práctica cotidiana de estos ejercicios irás reencontrándote con la abundancia que hay en ti, que desbloqueará los miedos que te alejan en la forma de la materia de tus sueños, verás que cuando actúas sin miedo, sin adivinar el porvenir, sin querer anticiparte, los resultados de tu vida serán maravillosos.

© Autor: Chuchi Gonzalez.


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