Los que el coronavirus se llevó

© | |


El coronavirus nos ha forzado a decir adiós a muchos seres queridos antes de tiempo. Incluso se llevó a muchos sin permitirnos una despedida. Una muerte es siempre dolorosa, pero ésta lo es doblemente.

El planeta expulsa gente cada día, es una metáfora para referirnos a los que mueren, a los que parten por una enfermedad, por accidentes, por delitos, o por la vida misma. Morir es moneda corriente reza un famoso poema:

“Morir es una costumbre que suele tener la gente”

Jorge Luis Borge
Llegó el covid-19 y no tuve tiempo de decirte adiós...

Nadie escapa de la muerte:

Desde que nacemos, sabemos que algún día ese día llegará, que la muerte forma parte de la vida misma, nos relacionamos con ella con miedo o con amor, dependiendo de las creencias religiosas o filosóficas que sostenemos, incluso podemos aceptar la propia finitud, y muchas veces fantasear sobre la muerte de algún ser querido, es casi un acto en el que no queremos ni pensar, nos aterra saber que en un instante todo puede cambiar.

Muriendo sin poder decir adiós:

En los últimos meses muchos han muerto por causa del coronavirus, en los países en los que se ha dictado cuarentena obligatoria, muy pocos pudieron llegar a despedirse de los suyos. Los que quedamos vivos, quedamos con una incómoda sensación de abandono y culpa. En nuestras mentes se plantea la duda, la incertidumbre, el temor, el enojo de sentirnos arrebatados hasta lo máximo por un imprevisto, por una causa de injusticia.

Mueren personas en una parte del país mientras otra parte de la familia está en otra. Fronteras cerradas, caos, miedo al contagio, tiñen las partidas de los seres amados.

¿Cómo no sentirse desbordados?

¿Cómo seguir con el dolor que se hace más profundo por la circunstancia? ¿Es posible estar preparado para esto? ¿Qué hacer en estos momentos? ¿Cómo despedir a los que no están?

El sufrimiento es muy profundo, pero siempre tenemos la opción de poder elegir vivir desde la paz, más allá del entendimiento o desde la resistencia. Quizás hemos vivido demasiados años, décadas, siglos como humanos en la resistencia, en la queja, en el resentimiento, y eso nos ha llevado a crear guerras, abusos y pérdidas de todo tipo. ¿Queremos seguir así?

Se van, pero dejando huella:

Cuando alguien muere se extingue una luz, el cuerpo físico queda inmóvil, perfecto y bello como siempre, pero ¿qué es lo que hacía que ese conjunto de huesos y piel fuese especial? Era el alma que lo poseía, la persona que llegamos a conocer a través de los años. Su cuerpo es algo físico, pero en nuestra mente y corazón quedan las huellas de su paso por nuestras vidas que, con frecuencia, incluso sabiéndolo imposible, en ocasiones nos parece sentirlos como si estuviesen a nuestro lado.

Pese a todo, buscar estar en paz:

Cuando alguien muere, no hay vuelta atrás posible. Dado que tenemos que vivir esa pérdida como parte de nuestro plan de vida, elijamos vivirlo desde la paz. ¿A qué me refiero? A que no debemos huir del dolor, sino permitir que nos atraviese; para que más adelante podamos ser capaces de buscarle un nuevo sentido a todo.

Cuando no podemos celebrar el merecido funeral:

Quizás hubiéramos querido despedir a ese ser amado como las costumbres a las que hemos sido educados, pero la vida nos muestra que no tenemos control sobre ella y ¿qué hacer? ¿seguir sumándole dolor al dolor? No, escojamos bien; seamos sensatos. No incrementemos malestar al que ya tenemos. Sepamos que la despedida no es necesariamente en una sala de velatorio, rodeados de gente, con corona de flores.

La verdadera despedida es interna:

Es soltar lo que llevamos dentro. Quizás nos amaba tanto que quiso evitarnos el padecimiento de verlo en un ataúd. Lo que vemos como una condena, tal vez sea el regalo de esa alma que fue liberada.

Miremos con otra perspectiva:

Aprender a mirar la vida desde diferentes lados puede salvarnos. Duele no verlos más, pero cuando aprendemos a verlos, por ejemplo, en un paisaje, en las estrellas o en un pájaro, la vida adquiere un nuevo sentido. Siempre habrá algo que nos traerá sus recuerdos, siempre habrá una forma de honrar su memoria… y aunque un debido funeral no fuese posible, lo que importa realmente es todo lo que compartimos en vida.

Ellos se fueron, pero quedamos nosotros:

¿Qué hacer?
Honrarlos.

¿Cómo?
Con alegría,
emprendimiento,
valor, disfrute.

Desde el cielo nos estarán sonriendo cuando nos ven desplegar las alas para seguir el vuelo.

© Autor: Chuchi Gonzalez
Copyright © 15 junio 2020, autor: Chuchi Gonzalez – www.TodaMujerEsBella.com

Murieron, se fueron, y no hubo tiempo de decir adiós...

Anterior

Desequilibrio Emocional

La declaración de pandemia por parte de la OMS cambió nuestro mundo; el encierro, el virus y la falta de dinero a nivel global se han convertido en un cóctel peligroso. Además de los estragos a nivel económico y financiero…...

Reconoce la mujer que eres

¿Quieres ser una mujer plena? ¿Segura? ¿Atrevida? ¿Arriesgada? Si la respuesta es un rotundo “sí”, felicidades, ya lo eres. Cuando deseas algo con el corazón, lo puedes soñar, y por lo tanto, ya está transformándose en parte de ti. Read…...
Siguiente

2 comentarios en «Los que el coronavirus se llevó»

  1. Esta Tragedia mundial terrible del corona virus tiene que sensibilizarnoa a todos sobre el significado de la vida , tratar de tener esperanza de que esto si o si acabara algún dia. A mi el lo personal esto me ha afectado en muchas áreas de mi vida pero nadie se me ha muerto, gracias a Dios.Trato de ser positiva y decir: Cuando termine esta pandemia , vere la vida con otros ojos, tengo planes y quiero estar contenta, hay que luchar , no queda de otra. Me gusto esta pagina, gracias por permitirme comentar y ¡animo!

    Responder

Comenta, tu opinión también es valiosa: