Constantemente escuchamos en boca de la mujer un lamento acentuado y general, que parece indicar que siempre estamos en franca competencia:
«Quiero ser la mejor mujer», «Soy yo la que tiene que lucir mejor en la oficina», «Yo tengo el pelo más largo y más abundante, soy la más atractiva», «Yo soy la que estreno zapatos más seguido», «Soy la más popular», «Me dicen que soy la que más trabaja», «Soy la preferida del jefe», «Soy la que tiene menos posibilidades, tengo que hacer algo», «yo soy la más solicitada de la fiesta», «la que tiene los ojos más bonitos», «los labios más gruesos», «las cejas más pobladas», «las piernas más bonitas» «el tobillo más grueso» etc. ¿y las otras? ¡Que se rasquen con sus uñas o que se vayan a inyectar silicona!