Es bueno aceptar disculpas, porque con ello damos nuevas oportunidades a quienes han cometido errores. Pero cuando te piden disculpas de forma repetitiva, siempre por lo mismo ¿qué hay que hacer?
No es malo pedir disculpas
Vivimos acostumbradas a una “comodidad” moral que nos permite hacer lo que queramos y cuando se nos antoje, sin sentir remordimientos ni penas; es como si hubiésemos comprado un ticket de “no culpas” que nos exime de asumir la responsabilidad de nuestros actos sin que nos veamos muy afectadas en el asunto.
El arte de dar y pedir perdón
Toda persona, no importa la edad, condición física o social, necesita relacionarse con los demás.
Contar con apoyo es algo que nos hace bien, pero también puede suponer motivos de conflicto y desacuerdo que provoquen sentimientos negativos tales como el rencor, el orgullo o dar el primer paso para una reconciliación, cuando esta es posible.
¡No quiero ni que me mires!
Cuando nos enfrentamos a una discusión siempre queremos tener la razón, y al calor de la cólera muchas veces acabamos ofendiendo a la persona que más amamos.
No somos capaces de decir, “tienes la razón” “perdóname, me equivoque”. Y sin querer, acabamos cometiendo errores que requieren de una disculpa.